La investigación histórica es un apasionante mundo de innumerables caminos. El neófito pudiera tener la impresión de "estar ya todo investigado". Nada más lejos de la realidad.
Son incontables los legajos que duermen en kilométricas estanterías, acumulando años, bien o mal conservados, esperando que llegue la mano amable que los rescate del olvido. Que resucite el interés perdido.
Innumerables documentos, pleitos, registros, correspondencia, trámites, crónicas, relatos... se ocultan en archivos de toda categoría y clasificación. Muchas preguntas por responder, conocimiento por rescatar, no siempre fácilmente legible. La correcta lectura y traducción de los documentos en letra cortesana, procesal... la paleografía avalada por la experiencia, es una llave que no puede faltar.
Hay que abrir ventanas al conocimiento escondido y sacarlo a la luz.